Académicas del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción nos narran, desde su propia perspectiva, cómo es ser mujer científica en un área dominada mayoritariamente por hombres.

Allisson Astuya: “Si las mujeres hemos avanzado en ciencia es porque queremos”

Su familia la estimuló a querer tener respuestas para todo: su abuela era yerbatera y desde la sabiduría de las hierbas medicinales encontraba el remedio para todo, su abuelo le regaló un microscopio para observar en detalle cómo está compuesto el mundo. Allisson Astuya es Bioquímica, directora del Laboratorio de Biotoxinas UdeC y combina su vida entre la maternidad, la docencia y la investigación.

“A veces cuesta mucho que te miren en serio, entonces uno tiene que ganarse ese espacio con el conocimiento, con esa fortaleza de creerte lo que estás haciendo. Muchas veces traté de pasar inadvertida, pero llega un momento en que tienes que demostrar que estás ahí porque eres capaz. Nunca he tenido malas experiencias, pero recuerdo cuando terminé mi doctorado y me dijeron que sería mejor que me dedicara a la docencia porque para la investigación yo no tenía los “cojones”. Y creo que demostré que querer es poder, porque sigo aquí, haciendo lo que más me gusta. Yo creo que la ciencia tiene que ser de colaboración «multidisciplinaria», de ser capaces de ser generosos con nuestro conocimiento y permitir que la gente que tú estás formando logre superarte.”

Alejandra Llanos: “Cada uno de nosotros, independiente del género, tenemos que contribuir en el desarrollo de la ciencia”

Su madre era profesora, combinando la profesión con las labores domésticas, le fue mostrando apego por el conocimiento y no perder la capacidad de asombro, además de encantarse con los documentales que veía en televisión del explorador Jacques-Yves Cousteau. Alejandra Llanos es Doctora en Ciencias Biológicas, desarrolló la herramienta  «Zebra Mar Tox», en la que se apuesta a implementar bioensayos para detectar toxinas marinas para generar un impacto en el ámbito de salud pública.

“No fue difícil pensar que lo mío era la Biología en el área marina, el conocimiento que obtuve siempre fue utilizando organismos marinos como modelo y sus problemáticas. Es indudable que las mujeres siempre estamos en minoría, es algo histórico, pero creo que es una realidad que ha ido cambiando en el tiempo. De alguna manera hay un estereotipo, cuando se piensa en un científico siempre se relaciona con el género masculino y con materias que antiguamente se asociaban con habilidades que podrían tener los hombres. Yo vengo de una familia matriarcal, mis tías son profesionales, tuve ese ejemplo a seguir que quizás pudo ser muy distinto a los que pudieron haber tenido otras personas de mi generación. Por eso nunca sentí que me enviaran un mensaje distinto por ser mujer, todo lo contrario.”

Camila Fernández: “Siempre hay que empujar para abrir nuevas áreas en las ciencias”

Convencida de que la vida de una mujer también puede ser reflejo de la vida de una científica, eligió privilegiar tempranamente sus estudios para luego, ya establecida como investigadora, dedicarle tiempo a la combinación entre la ciencia y la maternidad. Camila Fernández, Bióloga Marina, ha impulsado su trayectoria profesional entre Francia y Chile a través del Laboratorio Internacional Asociado LIA MAST (www.liamorfun.cl) que existe en nuestro Departamento de Oceanografía.

“Mi aproximación en la ciencia siempre ha sido proponer cosas de avanzada y creo que ese es el ejercicio que muchas mujeres deben hacer día a día. Para mi ha sido parte de la carrera que elegí forjar, me lo auto impuse porque decidí tener un oficio poco usual. Tengo plena conciencia que la mujer en Oceanografía está super ausente, en general se les ve con reticencia en los puestos de gran responsabilidad. Eso es algo que ahora está cambiando. En la época en que estudiaba había una voluntad inconsciente de mi generación de romper moldes y forzar el sistema, siempre desde la elegancia de ser mujer. Una va creando la necesidad en el camino para consolidar un proyecto de vida y dar oportunidades a las nuevas generaciones. He tenido la suerte de contribuir a formar muchas jóvenes investigadoras que prometen grandes cosas a futuro.»

 

Carina Lange: “No es fácil hacerse un curriculum equiparable al de los hombres en ciencia”

En la secundaria tuvo un profesor de Biología que le dió las primeras luces sobre las ciencias del mar, y antes de entrar a la universidad, ya trabajaba en el Museo Argentino de Ciencias Naturales. Carina Lange es Bióloga, con un doctorado en Hidrobiología. Gran parte de su trabajo se desarrolla en la Patagonia y en el Pacífico Sur donde, a través del estudio de los sedimentos marinos, le permite reconstruir la circulación y clima del pasado.

“Cuando realicé mi tesis de pregrado, necesitaba ejemplares de peces y me embarqué por unos meses con pescadores artesanales. Ellos estaban bien asustados, era la primera vez que subía una mujer a bordo: creían que no iba a aguantar, no sabían cómo me iba a comportar, pensaban que me iba a marear, pero finalmente logré mi propósito. Me fui de la Argentina a forjar mi carrera profesional en Estados Unidos. Balancear la investigación con la maternidad no fue fácil, y creo que en mi vida no he estado tan cansada como cuando fui madre (risas)… Estaba en Estados Unidos y en esa época no había licencia por maternidad. Una se tomaba unas cortas vacaciones para tener al bebé y luego de vuelta al laboratorio. (…) Siempre está el estigma de que la mujer es la que se encarga de los niños, pero creo que las nuevas generaciones vienen con otra mentalidad, el papá también forma parte de la crianza.”

 

Laura Farías: “En el área científica hay que moverse bastante para lograr lo que uno se propone”

Para su familia, estudiar oceanografía era algo muy inédito, sin embargo, no hubo presiones al momento de entrar a la Universidad. Laura Farías es Oceanógrafa, Dedica su investigación a la comprensión de los procesos biogeoquímicos involucrados en los ciclos de gases de efecto invernadero, en particular óxido nitroso

“No sentí ningún tipo de presión social, cultural, ni familiar, puede ser también por mi personalidad, que me planteo objetivos y no miro si el camino es fácil o difícil. Después, con la madurez, me di cuenta que tuve más obstáculos del que hubiera tenido un compañero hombre. Yo creo que hay dos grandes obstaculizadores para una mujer que quiere hacer ciencia: el primero es la familia. A la mujer le determinan un rol o directamente le dicen que hay roles que no le corresponden. Luego está lo cultural, que también pesa bastante. Entonces si de ambos lados le están diciendo a la mujer que es más capaz en cierto tipo de carrera, la brecha se vuelve enorme. Entonces, o es muy rebelde o su vocación es muy potente y logra lo que se propone, o se queda en el camino.”


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